Por todos es sabido que cuidar nuestro planeta es, actualmente, una necesidad de primer nivel. La contaminación, el cambio climático y otros factores están conduciendo a una situación de crisis ambiental nunca antes vivida. Sin embargo, si queremos frenarla, debemos saber cómo. Por eso existe lo que se conoce como educación ambiental.
¿Qué es la educación ambiental?
La educación ambiental es un concepto que nació a finales de los años 70, tras la celebración de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano. En ella se proclamaron 26 principios, entre ellos, el de la educación como herramienta de sensibilización.
Es por ello que la educación ambiental está reconocida a nivel institucional, y sirve para inculcar los valores y la importancia del cuidado del medio ambiente. Además, indica los problemas medioambientales que existen en la actualidad, sus posibles soluciones y cómo aplicarlas.
El objetivo principal de la educación ambiental es lograr que se comprenda la complejidad del medioambiente y participar en la prevención o solución de los problemas ambientales actuales. Por tanto, no se trata solamente de enseñanzas teóricas, sino que también contiene un aspecto práctico. Estos son los otros 5 objetivos de la educación ambiental:
- Concienciar sobre la importancia de proteger el medioambiente.
- Dar a conocer el funcionamiento del medioambiente, sus problemas y el papel de las personas para resolverlos.
- Fomentar el interés por la protección del medioambiente.
- Implicar a la sociedad en las actividades necesarias para resolver los problemas medioambientales.
- Inspirar a las personas para que participen activamente en la protección del medioambiente.
La importancia de involucrar a los niños en la protección del planeta
Durante la Educación Primaria se inculca los niños los valores y comportamientos que posteriormente los acompañarán en la vida adulta. Por tanto, es crucial que los escolares desarrollen interés por el cuidado y la protección de la naturaleza en esta etapa.
En este sentido, la educación ambiental busca que los más pequeños se involucren en el cuidado del planeta, además de estudiarlo. Así, tendrán los conocimientos necesarios para comprometerse con los retos que impone la crisis climática en la sociedad.
Prueba de ello es un estudio de la Universidad de Stanford, en el que se concluyó que este tipo de programas son positivos en edades escolares. Y no solo eso: también tiene beneficios en el rendimiento académico y en el compromiso cívico de los niños.
Por último, es importante señalar que la educación ambiental abre las puertas a un espacio de investigación práctica en el que se fortalecen las relaciones. Por tanto, se le considera una experiencia transformadora.