El lumbago: Tipos, síntomas y cómo evitarlo

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El lumbago o lumbalgia es un dolor localizado entre las costillas y los glúteos. Se estima que un 80% de los españoles lo sufrirá, al menos, una vez en la vida. No obstante, el lumbago puede acarrear consecuencias poco deseables y es la principal causa de invalidez en personas de edad adulta. Además, es la segunda causa más frecuente de bajas laborales, por detrás de la gripe.

Tipos de lumbalgia

Según las causas del dolor nos encontramos con varios tipos de lumbalgia. Entre los más comunes se encuentran:

Lumbalgia no específica:

  • Corresponde al 80% de los casos, donde no se llega a identificar claramente qué origina el dolor. Es un proceso de duración limitada y que no presenta ningún tipo de riesgo para el paciente.
  • Este tipo de lumbalgia es más frecuente en mujeres de mediana edad y puede originarse tras coger cargas, adoptar posturas incorrectas, obesidad, embarazo o estrés.
  • Además, se trata de un dolor tipo mecánico y se debe a la lesión de músculos o ligamentos.
  • Se puede clasificar como aguda (dura menos de 7 días), subaguda (entre 7 días y 7 semanas) y crónica (más de 7 semanas).

Lumbalgia específica:

  • Es aquella en la que se llega a conocer la causa y, en el 5% de los pacientes, el dolor es síntoma de una enfermedad grave como la osteoartritis, osteoporosis, hernia de disco (lumbalgia de tipo neurogénico), espondilitis anquilosante (de tipo inflamatorio) o incluso metástasis espinales (causas sistemáticas).
  • En la mayoría de estos casos, suelen deberse a contracturas de los músculos adyacentes a la columna vertebral, simplemente por mala higiene postural.
  • El dolor unilateral o específico de uno de los lados se presenta también en el caso de los traumatismos.
  • En estas situaciones, el dolor es mecánico, entendiéndose como tal aquel que empeora con la actividad y se alivia en buena medida con el reposo y el descanso.
Síntomas del lumbago

La característica principal de la lumbalgia es un dolor punzante y generalizado en la parte baja de la espalda. En la mayoría de estos casos es causado por contracturas musculares o por una mala higiene postural. En este caso, dolor empeora con la actividad y se alivia con el descanso.

Si el dolor llega a las extremidades inferiores podemos hablar de ciática y, produciendo una sensación de adormecimiento o de falta de fuerza en las piernas.

  • En el caso de tener alguna enfermedad de carácter osteoporótico, el dolor es muy fuerte y puede invalidarnos.
  • En el caso de que la lumbalgia sea fruto de una enfermedad sistemática, el dolor es inflamatorio y el dolor se intensifica cuando nos encontramos en reposo.

A pesar de que la mayor parte de las lumbalgias sean inespecíficas, hay diferentes factores que pueden ayudar a desencadenar o agravar esta dolencia. Entre ellos se encuentran: el sobrepeso u obesidad, Consumo de drogas como el tabaco, el sedentarismo y la adquisición de malas posturas de forma prolongada, o los esfuerzos físicos inadecuados.

¿Cómo puedo prevenir el lumbago?

Si hemos pasado por una crisis de lumbalgia y no queremos repetir debemos:

  • Evitar el sobrepeso. Si tenemos problemas de peso debemos perder esos kilos de más para que esto no afecte a nuestra espalda.
  • Evitar pasar más de dos horas en una misma posición.
  • Evitar sustancias estupefacientes u otro tipo de drogas como el tabaco.
  • Realizar ejercicio de forma regular tanto aeróbico (bicicleta o correr) como otros más específicos para el estiramiento de nuestros músculos como Yoga o Pilates.
  • Hacer abdominales y lumbares para fortalecer el músculo.
  • Sentarnos de manera correcta en ángulo de 90 grados.
  • Agacharnos o levantar objetos del suelo flexionando las rodillas, no el tronco.

Recuerda:

  • La mayoría de casos de lumbalgia no presentan complicaciones ni problemas físicos mayores.
  • Podemos reducir las probabilidades de sufrir este tipo de dolencia adoptando una postura correcta, realizando ejercicio y manteniendo un peso acorde a nuestra fisionomía.
  • Si el dolor es demasiado agudo y no remite, debemos acudir al médico de cabecera para descartar que se trate de un síntoma de una enfermedad más grave.