¿Cuántos tipos de leche existen? Descubre sus propiedades y beneficios

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La leche es una excelente fuente de calcio, proteínas y vitaminas. Contiene vitamina B12, fósforo, vitamina D, magnesio y, en definitiva, nutrientes fundamentales para la salud y el desarrollo de los huesos. Incluso, para el buen funcionamiento de los músculos. 

Existen diferentes tipos de leche según su procedencia (animal o vegetal), o su composición (entera, desnatada, semidesnatada), además de todas las versiones enriquecidas con diferentes tipos de vitaminas.

Tipos de leche según su composición

La clasificación de la leche se basa en la cantidad de grasa que contiene. En el proceso de elaboración todas las leches se centrifugan para separar la grasa. Esta se devuelve en la proporción necesaria según el tipo de leche: entera, semidesnatada o desnatada.

Es importante comprender que, al perder la grasa, también desaparecen gran parte de las propiedades nutricionales, como algunas vitaminas o ácidos grasos esenciales. De hecho, una leche desnatada puede llegar a tener hasta siete veces menos cantidad de estos nutrientes.

¿Qué tipo de leche de origen animal tiene mayores propiedades?

Realizando una comparativa entre los tres tipos de leche más comunes (de vaca, de cabra y de oveja), podemos concretar que la tercera es la que presenta mayores diferencias:

  • La leche de vaca es la que contiene menos lactosa. Sin embargo, es más rica en vitaminas (excepto la C) y minerales, pero también en ácidos grasos (saturados y monoinsaturados) y colesterol.
  • La leche de cabra es muy similar en su composición –calorías, proteínas y grasas- a la leche de vaca, aunque esta se parece más a la leche materna humana. Contiene propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antialérgicas.
  • La leche de oveja, en cambio, es con diferencia la más densa. Es mucho más digestiva por su alto contenido en triglicéridos, posee un 80% más de calcio y también contiene el doble de grasa. Sin embargo, tiene menos colesterol que el resto.

Por otro lado, también se ha puesto de moda la leche cruda. En otro post os contábamos la diferencia entre los lácteos pasteurizados y los elaborados con leche cruda, aludiendo a que este tipo de leche puede ser un foco de microorganismos y provocar infecciones. Además, salvo por su mayor presencia de grasas, esta no tiene ninguna mejora nutritiva respecto a la leche pasteurizada.

¿Es realmente beneficiosa la leche para un adulto?

Los expertos recomiendan ingerir cantidades suficientes de leche durante la infancia y la adolescencia, para el desarrollo de huesos sanos y fuertes. Sin embargo, el consenso desaparece cuando hablamos de la edad adulta.

Algunos especialistas ponen en entredicho que la leche sea el alimento idóneo para la absorción de calcio. De hecho, este nutriente se puede obtener –a veces, en mayores cantidades– de verduras, hortalizas, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescados o mariscos.

Puede que este sea el motivo por el que, en los últimos años, el consumo de lácteos en España se ha reducido considerablemente, según recoge la Federación Nacional de Industrias Lácteas. En 2019, los españoles consumieron de media 70 litros de leche al año, frente a los 77 litros de 2010.

Y es que el ser humano es la única especie que consume leche en la edad adulta. La mayoría de animales dejan de consumirla cuando abandonan la infancia. De hecho, fuera de Europa y EEUU es muy común la intolerancia a la lactosa, que es el azúcar que hay en las leches de origen animal.

Solo el 30% de la población del mundo continúa produciendo lactasa, la enzima que se requiere para digerir la lactosa en la edad adulta. Son las personas que viven en lugares del mundo donde las vacas fueron domesticadas. En estos puntos geográficos, el organismo del ser humano evolucionó para digerir la lactosa hace cerca de 10.000 años.

Beneficios de las bebidas vegetales

A raíz de la intolerancia a la lactosa surgieron varios nuevos tipos de leche: las bebidas vegetales. Algunas de ellas son muy saludables y una gran opción frente a la tradicional leche de origen animal.

  • Leche de almendras: contiene grasas antiinflamatorias, no contiene gluten ni lactosa. Sin embargo, carece de proteínas y contiene ácido fítico, que dificulta que el cuerpo absorba calcio, hierro y zinc.
  • Leche de soja: tiene más o menos la misma cantidad de proteínas que la leche de origen animal, así como calcio de calidad. Además, no tiene calorías ni carbohidratos. Sin embargo, no es tolerable para las personas con el síndrome de intestino irritable.
  • Leche de coco o de avena: tienen muchas grasas (en el caso de la primera) y carbohidratos (en el caso de la segunda) en relación con su baja cantidad de proteínas. Los especialistas recomiendan limitar su ingesta.

Recuerda:

  • La leche es una gran fuente de calcio, vitaminas y proteínas.
  • Los especialistas recomiendan consumir leche en la infancia y la adolescencia para el correcto desarrollo de los huesos.
  • Las bebidas vegetales son una buena opción para la población intolerante a la lactosa.