Alimento del mes: el tomate

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El tomate es una fruta originaria de América. Con más de 20.000 variedades, desde los clásicos tomates rojos hasta los exóticos tomates multicolores y rayados, esta fruta ha conquistado el paladar de muchos. Además, forma parte imprescindible de la dieta mediterránea.

El verano es la época en que este alimento está de temporada, y es también cuando podemos encontrarlo en su máximo esplendor y sabor. Aunque a menudo se consume como una hortaliza, vale la pena recordar que botánicamente, el tomate es una fruta.

Beneficios para la salud

El tomate es una fruta baja en calorías y alta en agua y nutrientes, lo que lo convierte en un valioso aliado para una dieta equilibrada y saludable. Algunas de sus propiedades más llamativas son:

  • Es un poderoso antioxidante: gracias a su contenido en vitaminas C, E y A, así como al licopeno, el tomate protege nuestras células del estrés oxidativo. En consecuencia, el consumo de esta fruta protege frente a varios tipos de cáncer.
  • Cuida nuestra vista: sus altas cantidades de vitamina A, luteína y zeaxantina, el tomate es un protector natural para nuestros ojos, retrasando el desgaste visual y previniendo infecciones oculares.
  • Mejora la salud cardiovascular: el hierro, las vitaminas K, C y E y el licopeno ayudan a regular la coagulación y disminuyen los niveles de colesterol, beneficiando la salud cardiovascular.
  • Regulador del tránsito intestinal: la alta cantidad de fibra en el tomate ayuda a mantener un tránsito intestinal saludable y prevenir el estreñimiento crónico.
  • Diurético natural: su contenido de potasio y agua y bajo en sodio ayuda a eliminar líquidos y toxinas del cuerpo. Esto es especialmente útil para combatir la retención de líquidos.
  • Cuidado de la piel y los dientes: la presencia de vitaminas A y C protegen las encías y la piel, proporcionando una apariencia luminosa.
  • Fortalece el sistema inmune: los antioxidantes y las vitaminas C, B y E refuerzan nuestro sistema inmunológico, protegiendo al organismo de virus y bacterias.

En definitiva, el tomate es mucho más que un simple ingrediente culinario. Estamos hablando de una fruta versátil que aporta sabor y color a nuestras comidas, al tiempo que cuida y protege nuestra salud de forma integral.

Cómo hacer la salsa de tomate definitiva en 5 simples pasos

Si ya el tomate, por sí solo, se puede consumir de mil formas, la salsa de tomate es un clásico que no puede faltar en la cocina por sus diferentes aplicaciones. Si bien es habitual comprarla ya hecha, quizás te hayas planteado alguna vez hacerla en casa. Hacer tu propia salsa de tomate casera es posible siguiendo estos 5 simples pasos:

  1. Trocea los tomates tras lavarlos y secarlos.
  2. En una cazuela con un poco de aceite de oliva, rehoga una cebolla y pimientos (al gusto) junto con zanahorias, también troceadas.
  3. Cuando la cebolla esté dorada, añade los tomates troceados y deja cocinar a fuego lento durante una hora, removiendo ocasionalmente.
  4. Una vez cocinado, pasa la salsa por un pasapurés para obtener una textura suave.
  5. Vuelve a poner la salsa al fuego y déjala cocinar otra hora, evitando que se pegue. Agrega sal y una pizca de azúcar si la salsa es muy ácida.

Por último, recuerda que puedes embotar la salsa en frascos de vidrio o incluso congelarla para que dure más tiempo.

Recuerda

El tomate es una fruta versátil con más de 20.000 variedades, esencial en la dieta mediterránea.
Sus beneficios para la salud son numerosos: entre otros, protege nuestra vista y los sistemas inmunológico y cardiovascular.
Aunque es más habitual comprarla, es posible hacer salsa de tomate casera.