En los últimos meses, la ashwagandha está en todas partes. Sin embargo, este auge no es casual. El interés por los remedios naturales y el creciente protagonismo de la salud mental han hecho que muchas personas busquen soluciones en plantas medicinales tradicionales. Además, su difusión en redes sociales y el respaldo de celebridades e influencers han disparado su visibilidad.
Pero lo cierto es que no estamos ante un descubrimiento nuevo. La ashwagandha, también conocida como bufera o ginseng indio, es una planta utilizada desde hace más de 3.000 años en la medicina tradicional ayurvédica. En este contexto, su aplicación abarca desde la reducción del estrés y la ansiedad hasta la mejora del sueño, la energía y la fertilidad. Hoy, la ciencia moderna está empezando a confirmar algunas de esas propiedades.
Beneficios para la salud respaldados por la ciencia
Numerosas investigaciones han identificado propiedades adaptógenas, ansiolíticas, neuroprotectoras y antiinflamatorias en los compuestos activos de la ashwagandha, principalmente los withanólidos. Estos compuestos contribuyen a modular la respuesta del cuerpo al estrés y a restablecer el equilibrio fisiológico. Entre los efectos más destacados se encuentran:
- Reducción del estrés y la ansiedad: varios estudios clínicos han demostrado una disminución significativa de los niveles de ansiedad y de cortisol en personas que consumen extractos estandarizados de ashwagandha durante varias semanas.
- Mejora del sueño: se ha observado una mejora en la duración y calidad del sueño, especialmente en personas con insomnio, gracias a la acción calmante de ciertos componentes como el trietilenglicol.
- Aumento de energía y recuperación muscular: en personas que practican ejercicio físico, se ha percibido un incremento en la fuerza muscular, la resistencia y la recuperación después del esfuerzo.
- Apoyo a la función cognitiva: investigaciones recientes señalan mejoras en la memoria, atención y claridad mental.
- Potencial efecto en el sistema inmunológico: se han identificado efectos inmunomoduladores y una mayor producción de células inmunitarias en ensayos con animales y humanos.
Aunque muchos resultados son prometedores, la comunidad científica recalca la necesidad de continuar investigando para conocer mejor los mecanismos de acción y establecer dosis seguras y efectivas a largo plazo.
Cómo se consume la ashwagandha y precauciones
La ashwagandha se presenta en diferentes formatos: cápsulas, extractos líquidos, infusiones o polvos. Generalmente, se recomiendan los extractos estandarizados con alta concentración de withanólidos para asegurar su eficacia. No obstante, es fundamental consultar con un profesional sanitario antes de iniciar su consumo, especialmente si se están tomando otros medicamentos o si existen condiciones médicas previas.
Además, es importante tomar ciertas precauciones antes de iniciar su consumo:
- No está recomendada en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
- Puede interactuar con medicamentos para la tiroides, ansiolíticos o inmunosupresores.
- Existen casos documentados, aunque poco frecuentes, de efectos adversos hepáticos, por lo que se recomienda evitar el uso prolongado sin supervisión médica.
A pesar de que se comercializa como suplemento natural, no está regulada como un medicamento, lo cual implica diferencias en estándares de calidad, seguridad y composición entre marcas. En este sentido, optar por productos testados por laboratorios independientes puede ayudar a reducir riesgos.