Natación en aguas abiertas y la historia de Jorge Crivillés

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El nadador Jorge Crivillés, tras hacerse con la Triple Corona en 2015, este año ha superado cruzar el Canal de Molokai. Durante casi 18 horas el alicantino recorrió los 51 kilómetros que separan la costa de Kaluakoi y la isla de Molokai; y se ha convertido en el primer español en conseguir este reto.

Hay pruebas que ponen al límite al cuerpo humano como el maratón, el Ironman o la Spartan Race, y hacer un recorrido como este en aguas abiertas también llevó al extremo al experimentado Jorge Crivillés. El nadador superó el alto oleaje (de entre 3 y 5 metros), las corrientes marinas, los fuertes vientos, incluso un grupo de tiburones que se acercaron y tuvo que cambiar hasta en tres ocasiones el punto de llegada, lo cual también hizo que el reto se dilatase tanto y recorriera un kilómetro más de lo previsto.

Nadar es un deporte muy completo, que aporta grandes beneficios a quien lo practica, pero cuando se trata de hacerlo en aguas abiertas es necesario tener unas cualidades especiales para poder realizar el ejercicio de forma adecuada.

La principal diferencia entre practicar natación en una piscina y el mar o un lago es el medio en sí, frente a la estabilidad del agua de piscina encontramos factores cambiantes como la temperatura, las corrientes o el oleaje. Por ello pasar de un ámbito a otro no es tan fácil, y se necesita de entrenamiento específico que mejore la orientación espacio-temporal, aumente nuestra capacidad aeróbica, refuerce el sentido del ritmo y quite cualquier inseguridad que pueda producir el nadar en un espacio donde no sabes qué oculta el agua.

La natación en aguas abiertas requiere de una gran fortaleza mental y de un entrenamiento constante para hacerse al medio e ir corrigiendo la postura de nuestro cuerpo para que cree menos resistencia al agua, lo que aportará una disminución de la fatiga al nadar durante varios kilómetros.

A pesar de todos estos puntos, que podrían echar para atrás a nadadores experimentados que quieren salir de sus piscinas, hay que apuntar que entrar en contacto así con la naturaleza es algo espectacular, una experiencia liberadora (no hay paredes que paren) y, sobre todo, emocionante, donde te pones a prueba tanto física como mentalmente.

A todas estas sensaciones, Jorge Crivillés le suma una más, el hacer estos recorridos con un fin solidario, dar visibilidad social a pacientes oncológicos a través de la asociación AEAL.

Desde Fundación ASISA apoyamos a Jorge Crivillés en todos sus retos y aprendemos de él que querer es poder. Os animamos a descubrir la historia de este nadador solidario y a superar vuestros retos porque ¡todo es posible!