Cuando te agachas para recoger algo del suelo o flexionas las rodillas, ¿te suenan los huesos? ¿Te sientes rígido y tienes la necesidad de estirar tu cuerpo? La flexibilidad es una de las capacidades físicas más olvidadas en los entrenamientos, pero tiene un gran impacto sobre nuestro bienestar. De hecho, algunas disciplinas como el yoga o pilates se centran precisamente en mejorarla.
La flexibilidad es la capacidad que tiene una articulación para realizar un movimiento con la máxima amplitud posible. Esta depende de factores como la elasticidad muscular y la movilidad articular, que a su vez pueden verse influidas por la edad, la genética, el tipo de actividad diaria o incluso la hora del día.
Beneficios de entrenar la flexibilidad
Por ello, dedicar tiempo a trabajar la flexibilidad puede marcar una gran diferencia tanto en el rendimiento físico como en nuestra calidad de vida. Y es que ofrece numerosos beneficios para la salud:
- Previene lesiones y mejora el rendimiento físico: al estirar con regularidad, se reduce el riesgo de desgarros musculares y sobrecargas articulares. Una mayor amplitud de movimiento permite realizar actividades físicas con menos esfuerzo, y ayuda a evitar lesiones relacionadas con movimientos rápidos.
- Mejora la postura corporal: entrenar la flexibilidad ayuda a corregir los desequilibrios musculares y a mantener una postura alineada, lo que repercute directamente en una menor tensión en la espalda y el cuello. Esto es especialmente importante en personas que pasan muchas horas sentadas o frente al ordenador.
- Reduce el dolor muscular y articular: trabajar la flexibilidad disminuye la rigidez muscular y alivia la presión sobre las articulaciones. Esto reduce las molestias crónicas, especialmente en zonas como la lumbar, el cuello y las caderas.
- Aumenta el flujo sanguíneo: los ejercicios de estiramiento favorecen una mejor circulación de la sangre y los nutrientes hacia los músculos y tejidos, lo cual ayuda a recuperarse después del esfuerzo físico.
- Mejora la movilidad: la flexibilidad amplía la libertad de movimiento, por lo que las actividades cotidianas resultan más sencillas de hacer.
Además, entrenar la flexibilidad también puede influir positivamente en la calidad del sueño, ya que ayuda a reducir la tensión muscular acumulada durante el día. Esta relajación promueve la producción de melatonina, la hormona que permite conciliar y mantener el sueño durante la noche.
5 ejercicios clave para ganar flexibilidad
A medida que nos hacemos mayores, la flexibilidad disminuye, pero puede recuperarse y potenciarse si la ejercitamos de manera continua. Estos sencillos pero eficaces ejercicios pueden ayudarte a mejorar la flexibilidad en casa:
- Estiramiento isquiotibial: tumbado boca arriba, eleva una pierna extendida con el pie en punta mientras la otra permanece en el suelo. Mantén la posición durante 20-30 segundos por pierna.
- Postura del lagarto: en posición de zancada larga, apoya ambas manos en el suelo por dentro del pie adelantado. Este ejercicio mejora la movilidad de caderas y tobillos.
- Postura de la esfinge: tumbado boca abajo, apoya los antebrazos y eleva el pecho suavemente, aliviando la tensión lumbar.
- Rodillas al pecho: tumbado boca arriba, lleva ambas rodillas hacia el pecho y abrázalas. Ayuda a relajar la zona lumbar y estirar los glúteos.
- Postura del niño: siéntate sobre los talones y estira los brazos hacia delante apoyando la frente en el suelo. Es un ejercicio perfecto para descomprimir la espalda.
Estos estiramientos, una vez incluidos en nuestra rutina semanal, son una inversión en salud. Basta con dedicar unos minutos a mejorar tu flexibilidad para notar cómo ayuda a cuidar tu cuerpo, prevenir molestias y sentirte mejor física y mentalmente cada día.