Así será el seguro de salud postpandemia

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Jaime Ortiz explica cómo ha afectado la crisis de la COVID-19 al seguro de salud y cómo se transformará en los próximos años

Jaime Ortiz

Director Comercial y Marketing de ASISA

La pandemia de la COVID-19 ha mostrado la debilidad de nuestro sistema de bienestar y, a la vez, nuestra fortaleza para hacer frente a la adversidad, adaptarnos y reinventarnos para seguir adelante. En medio de la tempestad, la colaboración entre las administraciones públicas y el sector privado ha sido un factor decisivo para superar la emergencia, atender a los afectados por la pandemia y mantener con la mayor normalidad posible el funcionamiento del sistema sanitario. Para lograrlo, el seguro, singularmente el seguro de salud, ha jugado un papel central: ha estado desde el primer momento a la altura del desafío y ha sabido adaptarse para ser más útil que nunca. Lo mismo que los corredores, que han estado apoyando y focalizados en las necesidades del cliente en unos momentos muy complicados.

Pasado lo peor de la crisis y empujados por los avances en el proceso de vacunación, empezamos a atisbar un nuevo horizonte lleno de desafíos y retos para el seguro de salud. En estos meses el sector ha crecido, ha mostrado su utilidad, ha impulsado su transformación tecnológica con el desarrollo de nuevas herramientas digitales y ha ampliado sus servicios y coberturas.

Pensar para seguir siendo útiles

En este punto, es imprescindible pararse y analizar los retos que el ramo debe afrontar a medio plazo para seguir siendo útil. El más importante, el incremento de costes por la presión de la pandemia, por la concentración de la oferta hospitalaria y por la introducción de innovación y nueva tecnología. Es inevitable abrir esta reflexión: si los costes se incrementan en un ramo que tiene un margen de rentabilidad muy escaso, para mantener la calidad del servicio y la amplitud de nuestras coberturas tendrán que aumentar las primas.

Además, debemos iniciar una reflexión sobre la necesidad de incrementar la duración de los contratos del seguro de salud más allá de un año, con el objetivo de trabajar la prevención a medio y largo plazo con nuestros asegurados, impulsar verdaderas estrategias integrales de cuidado y promoción de la salud y aprovechar la disposición de los asegurados a compartir algunos datos sobre su actividad y modo de vida a cambio de esa ayuda para cuidarse.

Un tercer elemento es el envejecimiento de la población: con el sistema actual, la prima se calcula en función de la edad, de forma que muchas veces se expulsa, por el alto coste, a personas mayores cuando más lo necesitan. Debemos avanzar hacia otro modelo basado en la introducción de primas niveladas que repartan mejor los costes a lo largo de la vida del asegurado.

La pandemia nos ha obligado a transformarnos. El siguiente paso es aprovechar esa inercia para afrontar estos desafíos y seguir siendo útiles para garantizar el bienestar y la tranquilidad de nuestra sociedad.

Otro elemento decisivo para el futuro del ramo es la transformación tecnológica. La pandemia ha puesto de manifiesto que las tecnologías se han convertido ya en una herramienta fundamental para responder a las demandas de los asegurados actuales, habituados a la inmediatez en el acceso a los servicios que pagan, desde cualquier soporte y lugar.  Sin embargo, la tecnología tiene un elevado coste, por lo que debemos ser cada vez más cuidadosos a la hora de establecer sistemas de valoración de coste-eficiencia para discriminar la tecnología realmente asimilable por nuestro modelo y, a la vez, avanzar hacia una aproximación entre el precio del seguro y los costes de la prestación. Antes de la pandemia caminábamos justo en la dirección contraria: pólizas con más servicios y coberturas y con primas cada vez más bajas.

Todos estos retos tienen que trasladarse a los productos, que deben ser cada vez más personalizados y adaptados a cada cliente, a sus necesidades y demandas. Además, tenemos que avanzar en la facilidad de contratación, para adaptarnos a unos clientes que están acostumbrados a una experiencia de uso cada vez más sencilla y rápida y desde cualquier lugar y dispositivo. En ese proceso de adaptación debe participar también la mediación para atender las nuevas exigencias de unos clientes que demandan una forma diferente de conectarse y relacionarse con los mediadores y con las compañías.

La pandemia nos ha obligado a transformarnos. El siguiente paso es aprovechar esa inercia para afrontar estos desafíos y seguir siendo útiles para garantizar el bienestar y la tranquilidad de nuestra sociedad.