Riesgos de una mala higiene bucal

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La higiene bucal suele relacionarse únicamente con mantener una sonrisa bonita, pero lo cierto es que su papel en nuestro organismo va mucho más allá. La boca es una puerta de entrada al resto del cuerpo y, como tal, su estado refleja y tiene impacto sobre nuestra salud general. Por ello, es importante conocer las implicaciones de llevar una mala higiene bucal.

Consecuencias de una mala higiene bucal

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades bucodentales afectan a cerca de 3.700 millones de personas en todo el mundo. La falta de una adecuada higiene bucal favorece la acumulación de placa bacteriana, lo que puede desencadenar múltiples patologías:

  • Caries: es la enfermedad más común de todas. Si no se eliminan, las bacterias que se amontonan en los dientes producen un ácido que daña el esmalte dental, causando cavidades. Estos huecos pueden acabar provocando dolor, infecciones y, en casos graves, la necesidad de empastes o la extracción de la pieza dental.
  • Halitosis: el mal aliento persistente suele ser uno de los primeros signos de acumulación bacteriana y enfermedad periodontal.
  • Gingivitis y periodontitis: la inflamación de las encías (gingivitis) puede progresar hacia una periodontitis si no se trata a tiempo. En esta fase avanzada, la infección compromete el hueso que sostiene los dientes, pudiendo causar su pérdida.
  • Llagas bucales: la proliferación bacteriana aumenta la frecuencia de aparición de aftas, lesiones y otras infecciones en la mucosa oral.
  • Problemas digestivos: el dolor bucal o la pérdida de piezas dentales suele derivar en una mala masticación, lo que a su vez puede producir molestias gastrointestinales.

Por otro lado, las personas con enfermedades cardiovasculares, problemas respiratorios o sistemas inmunitarios debilitados son especialmente vulnerables a estas patologías, ya que la acumulación de placa bacteriana puede agravar el curso de estas condiciones.

Pero los efectos de una mala higiene bucal no se limitan solo a estos casos: también se ha identificado como un posible factor de riesgo en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. En este contexto, la inflamación crónica provocada por infecciones orales, como la periodontitis, podría contribuir a la inflamación cerebral, un proceso asociado al deterioro cognitivo.

En personas con diabetes, la relación con la salud bucodental es bidireccional. Las infecciones en las encías pueden dificultar el control de los niveles de glucosa en sangre, mientras que la hiperglucemia favorece la proliferación de bacterias en la boca, generando así un círculo vicioso que complica el manejo de la enfermedad.

La importancia de mantener una buena higiene bucal

Por todos estos motivos, es muy importante dar prioridad al cuidado de la boca en nuestra rutina diaria. Algunos hábitos clave para mantener una higiene bucal óptima son:

  • Cepillar los dientes al menos dos veces al día.
  • Utilizar hilo dental o cepillos interdentales diariamente.
  • Visitar al dentista periódicamente para chequeos y limpiezas profesionales.
  • Reducir el consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados.
  • Evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol.

Cuidar la boca es cuidar el cuerpo. Invertir unos minutos cada día en una correcta higiene bucal es una de las maneras más sencillas y efectivas de proteger la salud a largo plazo.

Recuerda

La boca es una puerta de entrada al resto del cuerpo, y su estado refleja y afecta a nuestra salud general.
Una mala salud dental favorece la acumulación de placa bacteriana, que puede derivar en caries, halitosis y otras patologías bucales.
Por otro lado, la mala higiene dental puede influir en la progresión y el manejo de enfermedades como el alzhéimer o la diabetes.