Pautas para aprender a perdonar y sentirnos bien con nosotros mismos

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Tendemos a asociar el perdón como un sentimiento de generosidad hacia otra persona, de reconciliación con quien nos hizo daño. Sin embargo, la psicología nos dice que perdonar no es un sentimiento, sino una decisión. Por eso podemos aprender a perdonar.

No se trata de negar, olvidar ni excusar la ofensa, sino de elegir desplazar las actitudes o emociones negativas (ira, venganza, etc.), para dejar paso a actitudes como la compasión y la tolerancia.

¿Por qué es necesario aprender a perdonar?

La Asociación Americana de Psicología explica en un artículo que el perdón puede llegar a mejorar la salud física y mental. Varias investigaciones han demostrado que reduce la ansiedad, la depresión y trastornos psiquiátricos importantes. El motivo principal es que el perdón reduce la carga de estrés, lo que ayuda a un bienestar general.

El perdón nos permite liberarnos de la “ira tóxica”. Eliminar la ira hace que los músculos se relajen, aumente la energía y se fortalezca, incluso, el sistema inmunológico. Sucede lo mismo que con el positivismo: ser más positivos ayuda a mejorar la salud mental. Hacer frente al estrés aumenta la autoestima y, con ello, la salud mental.

Las cuatro fases que nos conducen hacia el perdón

El psicólogo Robert D. Enright y el psiquiatra Richard P. Fitzgibbons escribieron en 2015 un libro titulado “Terapia del perdón”. En este se explicaba cómo perdonar a través de cuatro fases:

  1. Descubrir nuestros sentimientos negativos. Lo primero es tomar conciencia de cómo la ofensa ha afectado a nuestra vida, cuánto daño ha causado. Aceptar y expresar nuestros sentimientos es el primer paso hacia el perdón. Es difícil llegar a la siguiente fase a menos que seamos capaces de sentir el dolor y sacarlo de manera sana: escribiendo, hablando con los demás, etc.
  2. Decidir perdonar. El perdón es una elección. Decantarnos por él nos ayuda a nosotros mismos, no a quien causó el daño. Este paso es decisivo, ya que es cuando consciente y libremente elegimos dejar atrás las emociones negativas y abrazar las positivas.
  3. Trabajar para comprender a quien nos ofendió. En esta fase, una vez tomada la determinación de caminar hacia el perdón, debemos esforzarnos para conseguirlo. La herramienta principal será comprender mejor a quien nos causó daño: por qué actuó de determinada manera, sus experiencias, sus valores, el contexto en el que lo hizo, etc. Se trata de comprenderlo, no tenemos por qué estar de acuerdo ni excusar el comportamiento.
  4. Descubrir la empatía y la compasión. La empatía se relaciona directamente con el perdón. Por eso para alcanzar el perdón es importante profundizar en este sentimiento y en las circunstancias que rodearon el suceso. Solo entonces decidiremos quedarnos con los sentimientos positivos que se relacionen con este. Puede que hayamos aprendido algo, que se nos plantee un nuevo propósito o, sencillamente, que integremos la experiencia en nuestra vida y la aceptemos sin que nos produzca sentimientos negativos.

¿Todo se puede aprender a perdonar?

Si te cuesta aprender a perdonar, recuerda que es cuestión de esfuerzo. Desde la web del Instituto Europeo de Psicología Positiva explican que existen algunas variables que influyen en la capacidad de perdonar, como la gravedad de la transgresión, la dependencia emocional o nuestra capacidad empática.

A pesar de ello, la mayoría de investigaciones apuntan a que el perdón es cuestión de tiempo, de seguir intentándolo. Es cierto que algunas personas tienen más predisposición al perdón, debido a su carácter más indulgente, pero todos podemos trabajar en el desarrollo de la empatía y la comprensión.

No obstante, no se debe confundir el perdón con la reconciliación. No se trata de excusar a quien cometió la ofensa, sino de liberarnos. En definitiva, de ser capaces de recordar el agravio sin sufrir daño. El perdón es un acto propio, que sirve para el bienestar de quien perdona.

Recuerda que:

  • Perdonar es una decisión que se toma al elegir eliminar las emociones negativas, para dejar paso a actitudes como la compasión y la tolerancia.
  • No debemos confundir el perdón con la reconciliación. Perdonar es un acto que aporta beneficios físicos y mentales a quien lo ejerce. No tiene por qué ir ligado a excusar el comportamiento de quien nos ofendió.
  • Todos podemos trabajar en aprender a perdonar. Para ello, será fundamental desarrollar la empatía y la comprensión.