Atrofia genital: qué es y qué soluciones existen

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La menopausia es una etapa natural en la vida de la mujer que trae consigo diversos cambios físicos y emocionales. Uno de los aspectos menos comentados, pero muy relevantes, es cómo puede afectar la vida sexual. Uno de los factores que más influyen en estos cambios es la atrofia genital o síndrome genitourinario de la menopausia (SGM), una condición provocada por la disminución de los niveles de estrógenos. Esta reducción hormonal puede causar síntomas como sequedad vaginal, irritación, picor, e incluso dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia). Estos síntomas pueden afectar no solo la salud física, sino también la calidad de vida y la intimidad de la mujer.

Mitos frecuentes sobre la sexualidad en la menopausia

Mantener una vida sexual activa y placentera durante la menopausia no solo es posible, sino también beneficioso para la salud integral de la mujer. La sexualidad va más allá del aspecto físico: forma parte del bienestar emocional, la autoestima y la conexión con la pareja.

Existen numerosos mitos en torno a la sexualidad durante la menopausia que pueden generar confusión, culpa o resignación en muchas mujeres. Uno de los más extendidos es la idea de que el deseo sexual desaparece por completo en esta etapa, cuando en realidad muchas mujeres siguen experimentando placer y deseo, aunque con ciertos cambios. También es común pensar que el dolor o la incomodidad durante las relaciones es algo “normal” que debe aceptarse sin buscar ayuda, lo cual no es cierto: existen tratamientos eficaces que pueden mejorar notablemente estos síntomas. Otro mito frecuente es que la menopausia marca el fin de la vida sexual, cuando en realidad muchas mujeres descubren una sexualidad más libre, sin el temor al embarazo y con una mayor conciencia de su propio cuerpo. Romper con estos estigmas es fundamental para vivir esta etapa con plenitud y bienestar.

Atrofia genital: síntomas comunes

La atrofia genital, también conocida como síndrome genitourinario de la menopausia (SGM), se produce por la disminución de los niveles de estrógenos, lo que provoca una serie de cambios en los tejidos vaginales, vulvares y del tracto urinario. Estos síntomas pueden aparecer de forma progresiva y afectar tanto a la vida sexual como al bienestar diario.

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:

  • Sequedad vaginal: sensación de falta de lubricación incluso fuera de las relaciones sexuales.
  • Picor o escozor vulvar: molestias persistentes en la zona genital externa.
  • Dispareunia: dolor o incomodidad durante las relaciones sexuales.
  • Ardor o sensación de quemazón vaginal: especialmente al orinar o después del coito.
  • Pérdida de elasticidad vaginal: sensación de tirantez o estrechez.
  • Mayor frecuencia urinaria o infecciones urinarias recurrentes: relacionadas con cambios en la mucosa uretral.

Es importante destacar que estos síntomas no deben considerarse “normales” o “inevitables” sin posibilidad de mejora. Existen tratamientos efectivos y accesibles que pueden aliviar significativamente estas molestias de la atrofia genital y devolver la calidad de vida íntima.

Tratamientos y soluciones terapéuticas para la atrofia genital

La buena noticia es que existen múltiples opciones terapéuticas para aliviar los síntomas de la atrofia genital y mejorar la salud sexual durante la menopausia. Elegir el tratamiento adecuado dependerá de la intensidad de los síntomas, las preferencias de la mujer y su historial médico. Lo más importante es saber que no hay por qué resignarse al malestar: hay soluciones eficaces y seguras.

1. Hidratantes vaginales y lubricantes: aliados clave para el confort íntimo

Ante los síntomas de sequedad vaginal que muchas mujeres experimentan durante la menopausia, el uso de hidratantes y lubricantes vaginales puede ser una solución sencilla, accesible y sin efectos secundarios sistémicos para tratar la atrofia genital. Son productos distintos, pero complementarios, y su correcta utilización puede mejorar notablemente la comodidad diaria y las relaciones sexuales. Son de uso libre y ayudan a mejorar la sequedad y el confort durante las relaciones. Los hidratantes vaginales se aplican regularmente para mantener la humedad natural, mientras que los lubricantes se usan en el momento de la actividad sexual para reducir la fricción y el dolor.

Hidratantes vaginales

Los hidratantes vaginales están diseñados para reponer la humedad natural de la mucosa vaginal de forma continua, imitando las secreciones normales y tratar la atrofia genital. Se aplican de manera regular (cada 2-3 días), no solo antes del coito, y su efecto es más duradero. Son especialmente útiles para mujeres con sequedad constante o molestias incluso fuera del contexto sexual, como escozor o sensación de tirantez.

  • Pueden presentarse en forma de gel, crema o supositorio vaginal.
    • No contienen hormonas y son seguros para la mayoría de las mujeres.
    • Algunos contienen ácido hialurónico, aloe vera o glicerina como agentes humectantes.
    • Se aplican por vía vaginal con un aplicador o con el dedo limpio.

Lubricantes vaginales

Los lubricantes están pensados para uso puntual, normalmente durante las relaciones sexuales o cualquier tipo de actividad íntima, para reducir la fricción y prevenir molestias o dolor (dispareunia). Esto ayuda a mejorar la atrofia genital.

  • Se aplican directamente en la entrada vaginal y en el pene o juguete sexual si se utiliza.
    • Están disponibles en base acuosa, silicona o aceite:
      • Los de base acuosa son compatibles con preservativos y fáciles de limpiar.
      • Los de silicona duran más tiempo, ideales para relaciones prolongadas o en casos de sequedad intensa.
      • Los de base oleosa no se recomiendan con preservativos de látex, ya que pueden romperlos.

Consultar con un profesional sanitario puede ayudarte a elegir el producto más adecuado, especialmente si tienes antecedentes de alergias, infecciones vaginales frecuentes o estás en tratamiento ginecológico, para tratar la atrofia genital.

2. Terapia hormonal local (estrógenos vaginales): eficaz y segura para aliviar los síntomas

Es uno de los tratamientos más eficaces para combatir la sequedad, la dispareunia y otros síntomas asociados al déficit de estrógenos y la atrofia genital. Se administra en forma de cremas, óvulos o anillos vaginales, y actúa directamente sobre los tejidos sin afectar significativamente los niveles hormonales generales.

Consiste en la aplicación directa de pequeñas dosis de estrógenos sobre la mucosa vaginal, lo que permite restaurar el grosor, la elasticidad y la lubricación natural de los tejidos genitales sin afectar significativamente los niveles hormonales en sangre.

Una de las principales ventajas de esta terapia es su excelente perfil de seguridad. A diferencia de la terapia hormonal sistémica (por vía oral o transdérmica), la terapia local no aumenta el riesgo de cáncer de mama, trombosis o enfermedades cardiovasculares, por lo que puede utilizarse durante largos periodos bajo control médico. De hecho, sociedades científicas como la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) o la North American Menopause Society (NAMS) avalan su uso incluso en mujeres mayores o con antecedentes de riesgo, siempre que se evalúe individualmente.

Las formas más habituales de aplicación incluyen:

  • Cremas vaginales: se aplican con un aplicador dosificador, generalmente al acostarse.
    • Óvulos o comprimidos vaginales: se introducen en la vagina, con frecuencia decreciente según el esquema pautado.
    • Anillos vaginales de liberación continua: se colocan en la vagina y liberan estrógenos lentamente durante 3 meses.

El seguimiento ginecológico es importante para ajustar la dosis y vigilar la evolución de los síntomas. Muchas mujeres experimentan mejoría significativa en pocas semanas, con gran impacto positivo en su calidad de vida.

3.  Terapias no hormonales y otras alternativas emergentes.

Para las mujeres que no pueden o no desean utilizar tratamientos hormonales, existen diversas alternativas no hormonales que han demostrado ser eficaces para mejorar la salud vaginal y reducir los síntomas de la atrofia genital. Estas opciones actúan principalmente sobre la mucosa vaginal, mejorando su hidratación, elasticidad y regeneración celular.

Láser vaginal (láser CO₂ fraccionado o láser Er:YAG)

El tratamiento con láser vaginal estimula la producción de colágeno y la regeneración de los tejidos vaginales, mejorando la elasticidad, la lubricación y disminuyendo la sequedad y el dolor durante las relaciones sexuales. Es un procedimiento ambulatorio, indoloro y no requiere anestesia. Habitualmente se realiza en varias sesiones (2 a 3), con efectos que pueden durar entre 12 y 18 meses. Es una opción especialmente valorada en mujeres con contraindicaciones hormonales.

Ácido hialurónico vaginal

El ácido hialurónico, conocido por su capacidad para retener agua, puede aplicarse en forma de gel o infiltración intravaginal para hidratar intensamente los tejidos y mejorar su aspecto y funcionalidad. Está indicado en casos de sequedad moderada a intensa y puede combinarse con otros tratamientos.

3.  Plasma rico en plaquetas (PRP)

El PRP se obtiene a partir de la sangre de la propia paciente y se aplica en la mucosa vaginal o vulvar mediante microinyecciones. Las plaquetas liberan factores de crecimiento que estimulan la reparación tisular y la regeneración celular. Aunque su uso es aún considerado innovador, los estudios iniciales muestran mejoras en la lubricación, el dolor y la sensibilidad vaginal.

4.  Fitoterapia y suplementos vaginales

Algunos productos tópicos con ingredientes naturales (como centella asiática, vitamina E o aceites vegetales) pueden tener un efecto calmante y regenerador. Si bien no sustituyen a los tratamientos médicos, pueden ofrecer un apoyo complementario en casos leves.

Importante: Aunque estas terapias son prometedoras y bien toleradas, su disponibilidad y grado de evidencia científica pueden variar. Siempre es recomendable consultar con un/a ginecólogo/a especializado/a en menopausia para valorar su indicación y garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento elegido.

4. Dilatadores vaginales: una herramienta útil para prevenir la estenosis vaginal

Durante la menopausia, y especialmente en mujeres que no mantienen relaciones sexuales de forma habitual, puede producirse una reducción progresiva del calibre vaginal conocida como estenosis vaginal. Esta condición se relaciona con la falta de estimulación mecánica, la disminución de estrógenos y la pérdida de elasticidad de los tejidos, y puede derivar en molestias, dolor e incluso dificultades para futuras exploraciones ginecológicas. En este contexto, los dilatadores vaginales de silicona son una herramienta sencilla y eficaz para mantener la salud del canal vaginal.

Estos dispositivos, disponibles en diferentes tamaños y formas, se introducen suavemente en la vagina para estimular de forma progresiva los tejidos, favorecer la elasticidad, prevenir la adherencia de las paredes vaginales y mantener la amplitud y flexibilidad del canal vaginal.

Ventajas principales:

  • Prevención de la estenosis y del acortamiento vaginal: especialmente útil en mujeres que no tienen penetración vaginal de forma regular.
  • Mejora de la circulación y elasticidad de los tejidos: favorecen una mejor respuesta a tratamientos locales, como los estrógenos o el ácido hialurónico.
  • Facilitan la adaptación progresiva a las relaciones sexuales si se han interrumpido: son especialmente valiosos en mujeres que han pasado por periodos largos sin actividad sexual o tras tratamientos oncológicos.
  • Opción con o sin vibración: los modelos con vibración pueden ofrecer una estimulación adicional que favorece la irrigación sanguínea y la respuesta neurosensorial, además de mejorar la percepción corporal.

El uso de dilatadores debe ser guiado y supervisado por un/a ginecólogo/a o fisioterapeuta especializado/a en suelo pélvico, para asegurar una técnica adecuada y adaptada a las necesidades de cada mujer.

5.  Cambios en el estilo de vida

Mantener una buena hidratación, evitar irritantes como jabones agresivos, practicar ejercicios del suelo pélvico y llevar una vida sexual activa también contribuyen al bienestar íntimo y al mantenimiento de los tejidos genitales.

6. Acompañamiento psicológico y terapia sexual

En algunos casos, los cambios físicos se suman a barreras emocionales, inseguridades o conflictos de pareja. Consultar con un profesional de la salud mental o un terapeuta sexual puede ser de gran ayuda para abordar estos aspectos de forma integral.

Consultar con el o la ginecóloga es el primer paso para identificar la mejor opción en cada caso. No hay una única respuesta válida, pero sí múltiples caminos hacia una vida íntima saludable y placentera.

Consejos prácticos del día a día para cuidar la salud sexual en la menopausia

Además de los tratamientos médicos, existen hábitos cotidianos que pueden marcar una gran diferencia en el bienestar sexual durante la menopausia y tratar la atrofia genital. Incorporar pequeños cambios en la rutina y mantener una actitud abierta y positiva ayuda a mejorar tanto los síntomas físicos como la conexión emocional con la pareja.

  • Mantén una vida sexual activa: la actividad sexual regular, ya sea con pareja o en solitario, favorece la irrigación sanguínea y la elasticidad de los tejidos vaginales, ayudando a mantener la salud genital.
  • Usa lubricantes e hidratantes vaginales de forma preventiva: no esperes a tener molestias. Usarlos de manera regular mejora el confort y previene la sequedad, sobre todo si los síntomas son leves.
  • Cuida la higiene íntima con productos adecuados: evita jabones perfumados, duchas vaginales o productos irritantes. Opta por limpiadores suaves, con pH equilibrado y específicos para la zona íntima.
  • Realiza ejercicios del suelo pélvico (Kegel): fortalecer los músculos del periné mejora la sensibilidad, la lubricación natural y puede prevenir la incontinencia urinaria.
  • Habla abiertamente con tu pareja: compartir tus sensaciones, necesidades y cambios sin vergüenza fortalece la confianza y favorece una vida sexual más satisfactoria y adaptada a esta etapa.
  • Consulta con tu especialista de forma regular: una revisión ginecológica es fundamental para valorar los síntomas y elegir el mejor tratamiento si lo necesitas. No normalices el malestar.
  • Cuida tu salud general: el ejercicio físico, una dieta equilibrada, el buen descanso y la gestión del estrés influyen directamente en el deseo sexual y en cómo te sientes con tu cuerpo.

Recomendaciones para la pareja

La menopausia es una etapa de cambios que también puede influir en la dinámica de pareja. La comprensión, el diálogo y el apoyo mutuo son fundamentales para mantener una vida íntima satisfactoria. A continuación, algunos consejos clave para abordar esta etapa juntos:

  • Fomentar la comunicación abierta: hablar de los cambios físicos y emocionales sin juicios ni vergüenza permite entender mejor lo que está ocurriendo y fortalece el vínculo.
    • Evitar la presión y mantener la paciencia: los tiempos y necesidades pueden cambiar. Adaptarse con cariño y respeto es esencial.
    • Explorar nuevas formas de intimidad: el placer no se limita a la penetración. Caricias, masajes, juegos previos y nuevas experiencias pueden enriquecer la relación sexual.
    • Participar juntos en las consultas médicas si la mujer lo desea: esto ayuda a derribar tabúes y facilita la comprensión de los tratamientos o recomendaciones.
    • Valorar el placer compartido por encima del rendimiento: conectar emocionalmente y disfrutar del momento puede ser más importante que alcanzar un objetivo concreto.

Recuerda

La sexualidad se transforma, no desaparece, puede ser el primer paso para redescubrirla de forma positiva y compartida.
La atrofia genital, también conocida como síndrome genitourinario de la menopausia (SGM), se produce por la disminución de los niveles de estrógenos, lo que provoca una serie de cambios en los tejidos vaginales, vulvares y del tracto urinario.
El seguimiento ginecológico es importante para ajustar la dosis y vigilar la evolución de los síntomas.