Alzheimer: cómo identificarlo y afrontar la enfermedad

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El alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas con mayor incidencia en una población en la que la esperanza de vida se dilata. Se diagnostican casi 10 millones de nuevos casos cada año, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Aunque no hay una cura, es cierto que los especialistas dan una serie de recomendaciones y hábitos a realizar como factores de protección a la hora de desarrollar la enfermedad. El 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer para concienciar a la población sobre esta dolencia.

Señales que advierten de la enfermedad

Este tipo de patologías están moduladas por diferentes factores tanto personales como ambientales. Y una de ellas es el grado de reserva. Hay dos tipos de grados de reserva:

  • La cerebral: corresponde a las capacidades más innatas del cerebro, como el tamaño, la densidad de las conexiones sinápticas o el número de neuronas.
  • La cognitiva: se trata de la parte más plática del cerebro. La que permite hacer frente a todos los daños o al deterioro que se pueda producir en el cerebro.

Los especialistas ofrecen una serie de consejos para moldear la plasticidad del cerebro como realizar actividades tanto a nivel educativo, cultural y social como desempeñar trabajos que demanden esfuerzo cognitivo, como aprender cosas nuevas. Tener un estilo de vida sana, una alimentación equilibrada, hacer ejercicio y tener buenas rutinas que mantengan activo el cerebro, son fundamentales.

Lo fundamental es estar atentos a una serie de actuaciones o situaciones que nos pueden alertar de que algo no va bien y que deberíamos consultar con un médico:

  • Cambios en la memoria que afectan a situaciones habituales.
  • Problemas a la hora de resolver situaciones del día a día, en el trabajo, hogar o tiempo de ocio.
  • Desorientación espacio temporal.
  • Dificultad para comprender imágenes, ajustar distancias o determinar colores.
  • Problemas en lenguaje o escritura. Por ejemplo, encontrar la palabra correcta, entender mal, no poder seguir las conversaciones.
  • Imposibilidad de encontrar objetos o colocarlos en su lugar habitual.
  • Cambios de juicio o problemas a la hora de tomar decisiones.
  • Variaciones en el humor y en la personalidad. Lo habitual es que estas personas se sientan: confundidos, angustiados o deprimidos.

Y una vez diagnosticado, ¿qué hacemos?

Es fundamental que si encontramos en nosotros mismos o en un familiar o amigo estos síntomas consultemos con un especialista que nos indicará los pasos a seguir, ya que en ocasiones se puede confundir con demencia.

  • Aprender de la enfermedad.
  • Consultar con nuestro médico especialista. Buscar asociaciones especializadas y que puedan tener actividades que nos den apoyo.
  • Planificar y pedir ayuda para las actividades cotidianas.
  • Organizar la medicación y aplicar sistemas de recuerdo para no saltarse las tomas.
  • Mantenerse sano y activo.

La familia y los amigos son una de las partes principales de este tipo de enfermedades. Son un gran apoyo para el enfermo emocionalmente y funcionalmente.

Cómo afrontar el alzheimer como cuidador

Es importante que las familias tengan mayor conocimiento sobre la enfermedad y su manejo, evitando aspectos negativos que pueden derivar del cuidado y de la propia enfermedad. Enfrentar la nueva situación y encontrar un equilibrio entre las necesidades del enfermo y del cuidador es fundamental. Y la pregunta que nos surge ¿cómo podemos ayudarles?

  • Igual que para el paciente, es importante conocer bien la enfermedad.
  • Realizar actividades conjuntamente: tanto deportivas como intelectuales. Salir a caminar juntos, hacer tareas sencillas en el hogar, realizar tareas cognitivas, escuchar música o bailar, son buenas ideas.
  • Es importante que el paciente se sienta autónomo, dentro de las posibilidades. Al principio de la enfermedad son muy conscientes de su enfermedad y futuro deterioro.
  • Planificar la medicación y crear rutinas.
  • Tener momentos propios. Los cambios personalidad y humor del enfermo pueden ser estresantes en momentos. Es importante que el cuidador, se cuide.
  • Incentivar la comunicación de manera sencilla y sin forzarla.
  • Planificar la vida a medio y largo plazo. Tener una planificación y solucionar todos los temas legales futuros dará tranquilidad al paciente y su familia.
  • Pedir ayuda siempre que se necesite.

Todos los aspectos positivos que derivan del apoyo social influyen en el fortalecimiento psicológico y cognitivo de una persona. Unas redes sociales fuertes mantienen la mente activa y pueden ayudar a prevenir el alzheimer o retrasar sus síntomas.

Recuerda:

  • El alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas con mayor, se diagnostican casi 10 millones de nuevos casos cada año.
  • Hay que prestar atención a una serie de acciones que nos pueden dar pistas de que algo no va bien: pérdida de memoria, desorientación espacio temporal, dificultades en el lenguaje, cambios de humor y personalidad.
  • Es importante conocer bien la enfermedad y tener un estilo de vida sano.
  • Mantenerse sano, hacer ejercicio tanto físico como mental y rodearnos de un ambiente social positivo y activo, pueden ayudar a prevenir los síntomas de alzheimer o retrasar sus síntomas.