Alergia a la humedad: cómo detectarla y prevenirla

Compartir

Si notamos que en los días lluviosos o con niebla o en entorno muy húmedos solemos estornudar, toser y nos pican los ojos, es posible que estemos ante los síntomas de la alergia a la humedad. Sin embargo, esta definición no es muy correcta. En realidad, la alergia a la humedad no es tal, sino que es alergia a hongos que proliferan en entornos húmedos.

En el ambiente encontramos multitud de hongos, pero solo algunos son capaces de provocar una reacción alérgica y solo en algunas personas. De ellos, encontraremos habitualmente los hongos Alternaria y Cladosporium en exteriores y los hongos Penicillium y Aspergillus en viviendas con mucha humedad. Al inhalar las esporas de los hongos, nuestro sistema inmunológico responde generan anticuerpos. Esta reacción puede producirse en el mismo momento, o puede aparecer hasta varias horas después.

De acuerdo con el informe Alergológica 2015 desarrollado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), actualmente es la cuarta causa más habitual de patología alérgica respiratoria en adultos y la tercera más común en niños.

¿Cómo detectar esta alergia?

Aunque sus síntomas pueden parecer a los de alergias estacionales como la del polen, la alergia a la humedad no es estacional. Estos son los principales síntomas con los que suele presentarse:

  • Mucosidad y obstrucción nasal.
  • Disnea o dificultad para respirar.
  • Asma.
  • Opresión en el pecho.
  • Estornudos.
  • Dolor de garganta.
  • Picor y enrojecimiento de los ojos.
  • Piel seca.
  • En casos más graves o de exposición muy prolongada a los hongos, pueden darse ataques graves de asma o broncoespasmos

Consejos para prevenir la alergia a la humedad

Aunque el hecho de que una persona sea alérgica a la humedad no se puede evitar, sí se pueden tomar algunas precauciones para reducir las molestias que ocasiona.

En interiores, debemos intentar reducir la humedad al mínimo:

  • Ventilar bien las casas, especialmente aquellos lugares donde se usa agua como cocina y baños.
  • Revisar que no existan filtraciones de agua de cañerías, tejados o aguas subterráneas.
  • Prestar atención a las ventanas que produzcan mucha condensación
  • Pasar la aspiradora regularmente.
  • Utilizar un deshumidificador para tratar de mantener la humedad del ambiente por debajo del 50%.
  • Limpiar regularmente los filtros de la calefacción y el aire acondicionado.
  • Mantener limpio el frigorífico, así como duchas y bañeras.
  • Asegurarse de secar bien ropa y zapatos, especialmente las toallas del baño.
  • Evitar el uso de esponjas de baño.
  • En zonas susceptibles de aparecer humedad, utilizar pinturas antifúngicas
  • Sacar la basura diariamente.

En exteriores, debemos prestar atención al entorno y a las condiciones del día:

  • Evitar el contacto con vegetación muerta o en estado de descomposición, como las hojas caídas en otoño.
  • Evitar los paseos por zonas con vegetación en días húmedos o con viento que pueda diseminar las esporas de los hongos.

Si sospechamos que podemos tener alergia a la humedad, además de consultar con nuestro médico, una buena idea es llevar un diario. En él, podemos anotar diariamente cómo nos sentimos y los síntomas que tenemos en relación al lugar donde hemos estado y el tiempo que ha hecho. De esta manera, podremos identificar qué condiciones nos producen alergia y evitarlas en la medida de lo posible.

Recuerda:

  • La alergia a la humedad puede confundirse fácilmente con otras alergias comunes como la del polen.
  • Un diario con los síntomas y condiciones del entorno puede ayudarte a identificar los riesgos.
  • Si sospechas que puedes tener alergia a la humedad, consulta con un profesional.