Etiqueta digital: el bienestar en la vida virtual

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Las relaciones interpersonales han vivido una profunda transformación a lo largo de los últimos años de la mano de la tecnología. Creamos espacios de conversación, mantenemos relaciones de amistad, trabajo e incluso construimos nuestra propia imagen utilizando foros, plataformas de mensajería, videollamadas o redes sociales. Sin embargo, aunque esto nos trae enormes ventajas, también puede generar problemas cuando no se establecen las relaciones de forma sana y positiva. Para evitar estas consecuencias indeseadas, debemos utilizar la etiqueta digital o netiqueta, es decir, aplicar ciertas normas de comportamiento en nuestras interacciones virtuales que permitan una adecuada convivencia.

Y es que la conversación constante a través de mensajes puede generar malentendidos o dificultades para desconectar. Tanto es así que algunos estudios muestran que las aplicaciones de mensajería son las que mayor estrés producen a los usuarios.

Además, hacer uso de la etiqueta digital en nuestras interacciones virtuales con las demás personas también repercutirá positivamente en nosotros mismos. Hará que nuestras relaciones sean más positivas y fluidas y reducirá los malentendidos. Por otro lado, en el entorno laboral, nos permitirá proyectar una imagen más sólida y profesional.

Las 6 reglas de oro de la etiqueta digital

Existen algunas normas sencillas que pueden ayudarnos a mejorar nuestras interacciones personales y laborales a través de internet.

  1. Respetar horarios: evita enviar mensajes a horas en las que la otra persona pueda estar muy ocupada o descansando. Esto es especialmente relevante cuando se trata de contactos laborales, en los que debemos ceñirnos a los horarios habituales de trabajo. En caso de duda, podemos preguntar en un breve mensaje a nuestro interlocutor cuándo puede atendernos.
  2. Respetar la privacidad: aunque tengamos el teléfono móvil de una persona, quizá no es necesario acudir a ella siempre a través de esta vía, ya que puede resultar invasivo. En función de la importancia y de la urgencia, puede valorarse la posibilidad de utilizar una plataforma de mensajería o un email.
  3. Cuidado con los malentendidos: muchas de las comunicaciones virtuales se realizan por escrito, de forma que se pierde información como el tono de voz o el lenguaje corporal. Esto puede generar malentendidos fácilmente. Cuida el tono de tus mensajes y, ante cualquier duda, aclárala con tu interlocutor.
  4. Redacción y ortografía cuidadas: un texto claro y conciso trasladará nuestro mensaje correctamente a la otra persona, evitando posibles confusiones. Además, nos ayudará a presentar una buena imagen de nosotros mismos.
  5. La tentación de las videollamadas: las reuniones a través de plataformas de videollamadas han proliferado gracias al teletrabajo porque son sencillas de organizar y cómodas para los participantes. Sin embargo, debemos ser comedidos con su uso, no convocar reuniones innecesarias ni alargarlas demasiado.
  6. Comportarnos como lo haríamos en persona: algunas interacciones que se realizan desde el anonimato, como puede suceder en las redes sociales, pueden estar plagadas de faltas de respeto. La norma a seguir es hacer o decir solamente aquellas cosas que haríamos o diríamos a la otra persona cara a cara.

Recuerda:

  • La norma de oro en las relaciones virtuales es no hacer o decir aquellas cosas que no diríamos o haríamos en una conversación cara a cara.
  • Es clave respetar los horarios y la privacidad de las otras personas.
  • Debemos ser claros y concisos para evitar posibles malentendidos.